miércoles, 24 de junio de 2015

El Papa Francisco a los enfermos: "sois miembros preciosos de la Iglesia, carne de Cristo crucificado que tenemos el honor de tocar y de servir con amor"

El Santo Padre se reunió en Turín con los enfermos y discapacitados del Cottolengo


Ciudad del Vaticano, 22 de junio de 2015 (ZENIT.org)


El santo padre Francisco se reunió este domingo en Turín con un grupo de enfermos y discapacitados en la en la iglesia de la Pequeña Casa de la Divina Providencia, conocida como “Cottolengo”, que toma el nombre de su fundador José Benito Cottolengo.

Durante su discurso, el Papa recordó que “la exclusión de los pobres y la dificultad de los indigentes para recibir asistencia y cuidados necesarios, es una situación que lamentablemente está presente todavía hoy”.

Hablando de la cultura del descarte, el Santo Padre advirtió que los ancianos “son la memoria y la sabiduría de los pueblos”.

Su longevidad --afirmó-- no siempre es vista como un don de Dios, sino como un peso difícil de sobrellevar, sobre todo cuando la salud está en peligro.

Por eso, el Papa aseguró que esta mentalidad no hace bien a la sociedad y es “nuestra tarea desarrollar ‘anticuerpos’ contra esta forma de considerar a los ancianos, o a las personas con discapacidad, como si fueran vidas no dignas de ser vividas”.

Este es un pecado social grave, advirtió el Pontífice. En este lugar, en el Cottolengo, podemos aprender “otra mirada sobre la vida y sobre la persona humana", observó Francisco. De este lugar, podemos aprender “la concreción del amor evangélico, para que muchos pobres y enfermos puedan encontrar una ‘casa’, vivir como en una familia, sentirse parte de una comunidad”.

A los enfermos les dijo que son “miembros preciosos de la Iglesia, carne de Cristo crucificado que tenemos el honor de tocar y de servir con amor”. Con la gracia de Jesús -- añadió-- podéis ser testimonios y apóstoles de la divina misericordia que salva al mundo.

De este modo, el Santo Padre aseguró que la razón de ser de esta Pequeña Casa no es “la asistencia, o la filantropía, sino el Evangelio: el Evangelio del amor de Cristo es la fuerza que la ha hecho nacer y que la hace ir adelante. Y una obra como esta “no va adelante sin la oración”, aseguró.

El Papa dio las gracias a las monjas, los hermanos consagrados y los sacerdotes presentes en Turín y dispersos en el mundo, que junto con los laicos, voluntarios y “amigos del Cottolengo”, están llamados a continuar, con fidelidad creativa, “la misión de este gran santo de la caridad”.

Para concluir, Francisco pidió que el Espíritu Santo les dé siempre “la fuerza y la valentía de seguir su ejemplo y testimoniar con alegría la caridad de Cristo que empuja a servir a los más débiles, contribuyendo así al crecimiento del Reino de Dios y de un mundo más acogedor y fraterno”.

Al finalizar el encuentro con los enfermos, el Santo Padre se asomó al patio interno y saludó a los que se encontraban allí por no haber encontrado sitios en la iglesia. Y así, pronunció estas palabras improvisadas: “¡Os saludo a todos, os saludo de corazón! Os doy las gracias por lo que hacéis por los enfermos, por los ancianos y lo que hacéis con ternura y tanto amor”.

Os doy las gracias --prosiguió-- y os pido que recéis por mí, por la Iglesia, rezad por los niños que aprenden el catecismo, rezar por los niños que hacen la primera Comunión, rezad por los padres, por las familias, pero desde aquí rezad por la Iglesia, rezad para que el Señor envíe sacerdotes, monjas, a hacer este trabajo.


Papa Francisco en el Cottolengo de Turín, "he visto lágrimas”
Lo que ha significado para algunos enfermos la visita del Pontífice, sus abrazos y sus palabras de aliento (aleteia.org)


El Papa Francisco visitó este domingo 21 de junio por la tarde a los enfermos y los discapacitados de la Iglesia de la Pequeña Casa de la Divina Providencia, conocida como el Cottolengo, en el marco de su viaje apostólico a la ciudad de Turín, Italia.

Gracias por la labor que ustedes hacen con cariño y humildad al servicio a la Iglesia y de los que sufren, recen por las vocaciones para que otros se unan a esta misión”, expresó el Papa en el pasillo antes de saludar a los enfermos y los trabajadores.

Acogido por 100 enfermos, saludó uno a uno, no solo estrechó manos, sino abrazó y se acercó a las personas una vez más, con un sentido afecto por los enfermos.

El Papa estaba contento de estar con ellos y agradeció a todos los que cuidan a los enfermos: médicos, trabajadores, monjas, sacerdotes, religiosos… "He visto lágrimas correr por los rostros”, explicó Don Marco, sacerdote del Cottolengo.  

El Pontífice dejó otra vez el discurso oficial y habló desde el corazón con los pacientes y los trabajadores, y reiteró el mal de la cultura del descarte que atenta contra la vida y la atención de la sociedad por los más débiles. Un discurso breve para estar más tiempo con los enfermos.

Michelle Riva, 56 años, enfermo desde hace 15 años de ELA (esclerosis lateral amiotrófica), se encontró con el Papa Francisco en el Cottolengo. 

Para mí y nuestra asociación (enfermos de ELA) es un sueño la posibilidad de ver de cerca al Papa Franciscos sucede solo una vez en la vida para quien está en mis condiciones”, dijo Riva a Sat2000, la televisión de los obispos italianos. Las palabras son metálicas y robotizadas porque son filtradas por un computador debido a que la enfermedad no le permite hablar.

De hecho, una "cruz" para los enfermos de ELA es el deterioro físico que lleva a la inmovilidad. Riva, para poder ver al Papa, ha sido transportado al Cottolengo en un bus-ambulancia con cuatro puestos que le permite moverse con seguridad junto a un acompañante, incluso realizando viajes largos como al santuario de Lourdes (Francia).

Riva pidió la oración de Francisco porque en unos días le amputarán un brazo debido a un sarcoma (un tipo de tumor que ataca los huesos, los músculos..). “Más allá de la ELA, el diseño que Dios ha deparado para mí se complica y necesito de la cercanía de la palabra de Dios y de la oración de Francisco”.

El hombre considera providencial que el Papa haya visitado Turín justo en el día en que se celebra la Jornada Mundial de la lucha contra la ELA en el mundo, 21 de junio.  “Es importante porque las enfermedades raras como la ELA tienen pocos subsidios y fondos para la investigación científica, espero que el Papa diga algo para sensibilizar a las personas y actuar contra la enfermedad”.

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